Wu Zetian

Wu Zetian
Emperatriz china; empezó de concubina y acabó de emperatriz. Casi como nuestra Leticia.

sábado, 21 de junio de 2014

El cuerpo es arma de lucha feminista

Viene el verano. O el verano ya está aquí. Hace calor, tiendes a sudar más y vuelve otra vez el problema de la depilación. El problema FEMENINO de la depilación.

Andaba yo el otro día pensando en depilarme porqué a veces lo hago porqué me viene en gusto. Pensaba hacerlo "mañana", por eso de que una tiende a tener cosas más interesantes con las que utilizar el tiempo. Pero ya lo tenía en mente.

Así que salí con mi vestido nuevo y mis pelos sin preocupación alguna.

Sin ton ni son dos varones, en la calle, me comentaron algo sobre mis pelos. Me gritaron "Peluda" o "Vaya pelos nos llevas, no?" porqué los hombres han sido educados para pensar que lo que ellos piensan o creen es importante y por ello pueden y deben decirlo. Seguro que algunas mujeres también me vieron y lo pensaron pero una mujer no te gritará lo que piensa en la calle. "El silencio en la mujer es un ornato" como decía Aristóteles, o cuando una mujer habla es como si se desnudara, como dicen otros proverbios.

Así que sí, opinaron sobre mis pelos y yo me sentí agredida.

Cuando se lo comenté a un amigo me dijo irónicamente: Qué "fácil" es transgreder en esta sociedad

Y es que sí. Es fácil transgreder pero no ser la persona quién lo hace.

Lo que más me ha jodido es que ahora ya no me puedo depilar. Porqué mientras sentía que la depilación era una cosa mía personal en la que era libre de escoger no tenía problema en llevar o no pelos, en depilarme o no. Pero ahora que sé que en realidad no es una elección, que la sociedad nos impone de forma explícita y clara esta depilación, que no somos libres, la única opción que puedo realmente escoger es la de no depilarme.

Almenos, no las zonas visibles.

Lástima.



Aunque así, en lugar de arrancarme pelos, he podido escribir esta entrada.

viernes, 11 de abril de 2014

De bellezones y belleza

Se han escrito páginas enteras sobre la imposición de la belleza en las mujeres. Y no me refiero a los cánones (es decir, a los modelos de belleza imposibles de alcanzar sin retoques de photoshop o/y cremas carísimas) sino a la simple imposición de la belleza como sine qua non de la vida diaria de las mujeres. Es igual que no llegues a la cumbre: lo importante es intentarlo.

Mientras te pongas cremas en la cara, te maquilles, te peines, te pongas perfume, utilices ropa que te hace parecer más guapa y estés a dieta y comas poco en el restaurante (dándole lo que te sobra al macho sentado al lado tuyo, que es un hombre de verdad y por ello debe comer como un animal. Que les sale barriga? Todas sabemos que después de Navidad toca dieta. Todas: no todos. Ellos pueden tener barriga) para gustarles a los varones ya está bien, ya eres aceptada socialmente, ya estás dentro de la norma, ya cumples aquello que se espera de ti. La voluntad de tener la talla 38 y no tanto la talla 38 es lo que le interesa al patriarcado. "El sometimiento a regímenes alimenticios es el sedante político más potente de la historia de las mujeres: una población silenciosamente trastornada es una población muy fácil de manejar" (Naomi Wolf)

Es, por decirlo de alguna manera, mostrar que te importa lo que digan las demás personas. Que buscas su aprobación. Y se hace no sólo a través del físico sino también con el comportamiento: las risas tontas, la sonrisa fácil, el rubor, el tono de voz suave y conciliador, la no oposición o contradicción directa... La ley del agrado, en definitiva, como lo expresa muy bien Amelia Valcárcel.

Se han escrito, sí, páginas enteras sobre este tema. Tenemos muy clara la teoría. Pero ¿qué pasa con la práctica?

Como persona feminista que quiere llevar a la realidad sus ideas con el fin y el objetivo de ser lo más coherente posible (dicen que el movimiento se demuestra andando) me dediqué a vestir de forma cómoda (aquello relacionado con la feminidad o el erotismo no suele ser precisamente cómodo), a no maquillarme y a no pasar frío en invierno por querer enseñar pierna o escote; Me dediqué a no pensar en cómo me vestiría, en si llevaba depiladas las cejas o tenía pelos en las piernas; Me dediqué a hacer lo que hago siempre como feminista: discutirme de forma directa ante cualquier manifestación de machismo por mínima que fuera (mujer...si es sólo un chiste) y estar siempre alerta; me dediqué, en fin, a presentarme al mundo sin sucumbir a los estrictos controles que se establecen sobre los cuerpos femeninos.

Y tuve una crisis. Me impresionó cómo cambió la manera en que se relacionaron conmigo las personas desconocidas (no mis amistades, que por algo son mis amistades). De repente, todo era diferente. Yo misma me sentía diferente: me sentía fea, sin atractivo alguno, insegura; bajó mi autoestima. Bueno, bajó: se derrumbó. No interesaba sexualmente, y eso se traducía en una especie de marginación involuntaria. Era una más. No brillaba. Era...invisible.

Entonces volví a maquillarme: taparme las ojeras y delinearme los ojos.  (tampoco se trata de pote. Nunca he utilizado pote. Me imagino los poros de la piel facial llenos de maquillaje y me da hasta asco) Me volví a peinar, dejando atrás aquella cola tan cómoda y agradable. Volví a prestar atención en cómo me vestía y recuperé algunas faldas y las medias. Y salí a la calle y la gente me volvió a tratar como antes y yo me sentí mal. Muy mal.

Me percibía a mi misma bajo un disfraz; me avergonzaba verme sucumbir ante la presión; me parecía indigno traicionar mi propia causa, aunque vestida de esa manera las personas me escucharan más y me dieran más credibilidad. Al fin y al cabo, cuando no me maquillaba y no me vestía de ninguna forma y no me feminizaba, la gente me consideraba entre lesbiana y extraña y creían normal que fuera feminista. Pero así, vestida mona, toda guapita, pues sí, ya les parecía como más digno de ser escuchado todo lo que yo decía.

Un día que iba yo por la calle con una falda corta y rosa, mis ojos todo grandes delineados, el pelo suelto pero sujetado con unos clips para un lado y una rosa en la cabeza me encontré a una conocida. En ese mismo momento sentí una profunda vergüenza: de cómo vestía y de mí misma. Y supe que no podía continuar así.

Una tiene que aprender a quererse. Tiene que aprender a verse con otros ojos. Cuando me miro en el espejo y empiezo a pensar si me sobra la chicha de aquí y me falta la chicha de allá me recuerdo a mi misma de quiénes son los ojos con los que me estoy mirando. Intento combinar comodidad con elegancia, aunque no he descubierto aún ninguna fórmula mágica y a veces prevalece una y a veces prevalece la otra. E intento sobrellevarlo con dignidad, sin juzgarme en ninguno de los dos casos. Lastimosamente, este tema no puede dejar de importarme, serme indiferente: irme a correr con mis cómodos pantalones cortos y pelos en las piernas no me hace sentir igual que ir a correr bien depilada y sin asomo de pelo alguno (y lo que es más triste: no por mí, sino por el/la otra. Por su mirada).

Y a veces tengo ganas de luchar y reivindicar y a veces tengo ganas de pasar desapercibida. Soslayo como puedo las contradicciones: sé que debería no importarme lo que las otras personas piensan. Sé que no debería depender (ni un poquito) mi autoestima de ello. Sé que no debería querer que me miraran por mi físico y me debería molestar que me trataran de forma especial (mucho más atenta) porqué aquél día he salido con minifalda de casa. Sé que debería luchar todos y cada uno de los días de mi vida para que el mundo fuera como yo lo pienso mejor dando ejemplo. Pero soy humana. Y soy feminista.

Y me siento culpable por ser humana porqué soy feminista; y me siento mal como feminista porqué nuestra sociedad humana es machista y patriarcal.










lunes, 3 de febrero de 2014

Visto en facebook

El otro día vi la foto de una mujer con su perro en el facebook. Leí los comentarios. "Qué guapos" les alababa una amiga. Y ella contestaba "Gracias, cómo andas?"

Y entonces elocubré otras opciones:

-Si el animal hubiera sido hembra, ella habría dicho, con toda normalidad "Qué guapas" y la otra habría contestado "Gracias, cómo andas?".

- Si el animal hubiera sido macho y la amiga hubiera dicho: "Qué guapas" ella habría dicho "Es un macho! Pero gracias. Cómo andas?"

- Si la persona hubiera sido un varón y el perro un macho la amiga habría dicho: "Qué chulos!" y él habría dicho "Gracias. Cómo andas?"

- Si la persona hubiera sido un varón y el perro una hembra la amiga habría dicho: "Qué chulos!" y él habría contestado "Gracias. Cómo andas?"

Así que la gente que defiende que el sexo no importa en el lenguaje y que sólo se trata de género gramatical está equivocada. No importa mencionar el femenino. Pero el masculino...dónde me vas! Que aunque sea un animal tiene polla!






martes, 15 de octubre de 2013

Los derechos del hombre y sus pollas

El debate de las Femen está aquí:

Feministas que están en contra, feministas que están a favor, feministas que no saben qué opinar, gente de la calle que las critica, gente que las admira, tios que babean y la cara de Gallardón, la bendita cara digna de puñetear de Gallardón cuando es interrumpido por unas extranjeras gritando "Aborto es sagrado" (que digo yo que habrían podido escoger un eslogan más efectivo, aunque está claro que lo efectivo en ellas tampoco es el eslogan)

Personalmente creo que Femen nació en un contexto y unas circumstancias determinadas. El desnudo como forma de revindicación no es nuevo en absoluto y el discurso con el que ellas lo justifican tampoco es demasiado criticable: apoderarse del cuerpo que el patriarcado les ha sustraído. Bien.

El problema viene cuando las mujeres que no tienen un cuerpo determinado no se unen a esta protesta porqué no se sienten capaces de desnudarse y enseñarlo a todo el mundo. Se dirá que son libres de apuntarse a Femen y que no se excluye a estas mujeres del movimiento: no de manera evidente pero implícitamente su forma de lucha excluye a una parte de las mujeres. Y si no que miren quiénes están entre sus filas. Un ejercicio de reflexión deberían hacerlo. ¿Qué está haciendo mal el movimiento en el que milito si todas sus integrantes son jóvenes y guapas y las que no son jóvenes y guapas ni se plantean poder participar en él?

Si no leo lo que pone y me dicen que anuncian una discoteca me lo creo



Por otro lado el discurso propio y las bases de un movimiento están muy bien (reapropiación del cuerpo, hacer del cuerpo no un objeto al servio de los hombres sino a mi propio servicio, etc.) pero hace falta mirar qué pasa en esta sociedad: el mensaje que están dando al mundo es que si eres mujer y quieres revindicarte la única forma de salir en las portadas y de que se hable de lo que pides es sacándote la camiseta. Personalmente me niego. Me niego porqué es sexista. Cuántos derechos masculinos se han conseguido enseñando pollas? Porqué yo, para que se respete mi cuerpo y derecho a decidir, debo faltarme al respeto obligándome a sacar las tetas ya que si no, en esta sociedad patriarcal, nadie me escucha? No me da la gana.


Femen, en un contexto de laboratorio está muy bien. En la realidad, tristemente, nos muestra en qué sociedad estamos: en una en que miles de personas un 28 de setiembre a la calle consiguen tristes esquelas en los periódicos si es que las consiguen y tres pares de tetas publicitan el tema y lo ponen en portada. Teniendo en cuenta que se está reivindicando lo mismo el fallo que cometimos aquellas que nos manifestamos el 28S fue el de ir vestidas. Pero yo, como soy feminista y no me da la gana de dar a la sociedad patriarcal lo que ésta quiere, no me desnudaré para revindicar mi libertad -a no ser que esté revindicando la libertad de desnudarme, por supuesto- .

Así que Femen, al saber qué tipo de mujeres son sus militantes -modelos concretos de mujer- y que son sus tetas las que las llevan a las televisiones de todo el mundo y no sus principios quizás deberían replanteárselo.