El porno es un tema interesante. Cuando se habla de prostitución y se condemna la prostitución, en general, no se habla de la pornografía. Las actrices y los actores pornos se encuentran en un curioso limbo moral que nadie sabe muy bien como gestionar y por ello lo único que se hace es no hablar sobre pronografía como cuestión moral. La sociedad española ha oído hablar sobre Nacho Vidal y Lucía la Piedra y alguna vez se curiosea para ver quiénes son y qué caras (¿caras?) tienen. Lo cierto es que estoy segura que nadie condenará nunca a un tipo por ganarse la vida follando. En el caso de las mujeres es diferente, siempre es diferente: la sacrosanta Iglesia católica se ha encargado de arrebatarnos nuestros cuerpos y de hacer creer a la gente que pueden apoderarse de los mismos o encadenarlos o controlarlos.
Pero no es ese el tema que pretendo tratar hoy aquí. En el link que adjuntaré vemos la opinión de una directora de pornografía sobre la materia. Dice que necesitamos una nueva manera de entender la pornografía, ya que se ha hecho des de un tipo concreto de masculinidad (y discurso y concepciones) y para un tipo concreto de masculinidad, aunque como no hay variantes o diferentes pornos -o los hay en poca medida o de difícil acceso- y aquello que debería gustar o consumir sólo parte de la sociedad acaba siendo el porno habitual y común para todas las personas. Dice que en el porno no ha habido voces femeninas, pero yo, considerando equívoco el término -pensar que una voz femenina supone una actitud que tiene visión de género es pensar que todas las mujeres son tienen esta sensibilidad y, personalmente les puedo asegurar que no es así en absoluto- voy a decir que lo que no ha habido ha sido voces feministas, voces que buscasen la igualdad. Citándola explícitamente dice que debemos buscar un cine porno donde "la mujer es la protagonista y su placer tiene importancia, donde los roles que representamos no son por una vez los de prostituta, lolita, enfermera, babysitter, ninfómana… donde por fin los hombres que se retratan no son el estereotipo del machito cachas y follador..." y pensé que tenía razón. Una o uno puede decir que las propias mujeres quieren muchas veces jugar a la violencia y reproducen los mismos patrones que las actrices porno en las películas pero es facil deducir de dónde saca una o uno el conocimiento sobre el sexo y las actitudes sexuales. En las clases lo poco que daban era reproducción y control de enfermedades. El porno es el gran maestro para muchísimas personas. Te enseña de alguna manera aquello que es un buen polvo o aquello que es follar. Te da ideas y emulas actitudes. No tienes otro espejo donde reflejarte no hay manera de comparar no hay manera de aprender qué es y cómo se hace el sexo (no se habla de sexo, el sexo es algo que se hace en la intimidad, rodeado de tópicos secretos y conspiraciones). ¿Por qué se entiende que una debe saber naturalmente cómo se practica el sexo cuando es algo, en los humanos, profundamente cultural? ¿Por qué pretenden que una entienda que el sexo no es reproducción sino paran de asociar ambas cosas? Y así una crece y después de descubrir los anuncios de acompañantes de los periódicos descubre el sexo on-line y finalmente las páginas de pornografía gratuitas. Y allí es dónde aprende qué y cómo se debe hacer.
Este silencio alrededor del sexo y esta falta de educación es profundamente nociva para todo el mundo. Pero ya que este silencio y esta ignorancia desde las instituciones, las escuelas y las familias es inevitable almenos que el gran maestro, el porno, muestre un tipo de sexo sensibilizado, que tenga en cuenta a todas las personas que participan en él. Que una pueda reflejarse en él, que no debamos ponernos uñas postizas y cara de lolitas con los morros pa fuera y las ganas de tragar pollas muy dentro. Que no sea penetración, siempre penetración, y que no empiece con la excitación del macho y acabe con la corrida del mismo macho ya exhausto...otra vez se trata de crear un discurso propio. Otra vez se trata de que, en este caso y sobretodo las mujeres, escribamos nuestros propios guiones y conduzcamos nuestras propias cámaras y soñemos con nuestras propias fantasías. Y digo mujeres por ser uno de los grupos más marginados y vilipendiados y despreciados y utilizados en el sexo, y ser realmente para nosotras un espejo horroroso el que se nos ofrece, porqué parecemos mulas o burras o perros...pero sujetos desde luego que no. Lo único que se nos permite en el porno tradicional es disfrutar sólo si estamos dispuestas a desear lo que él quiere. Y eso a ellos les gusta. Así que la historia es: él quiere follarte de tal manera, tú -si quieres disfrutar- debes aceptar y debe gustarte dicha manera y demostrarlo apasionadamente y a él eso aún le gusta más. Francamente una está hasta los ovarios del supuesto porno de lesbianas, que sólo va dirigido a varones y para el goce de varones. ¿Dónde está el porno lésbico de verdad? ¿el que no están dos tias al servicio de la frenética mano del tipo que las mira masturbándose? Y ¿dónde está la sensualidad masculina? ¡Queremos a hombres que nos cautiven y que nos seduzcan con su cuerpo y no follándonos como si fuéramos malditos animales! ¡Queremos a mujeres amándose, queríéndose y follándose brutalmente porqué ellas quieren amarse, quieren quererse o quieren, simplemente, follarse como dos locas sin sentimiento ni amor ni nada pero no al servicio de una polla!