Wu Zetian

Wu Zetian
Emperatriz china; empezó de concubina y acabó de emperatriz. Casi como nuestra Leticia.

lunes, 7 de mayo de 2012

La única mujer: la joven, bella, cándida, pasiva y que se mira a sí misma a través de los ojos de los y las demás.

La revista seventeen de Nueva York ha desestimado el recurso que se le presentó de poner, almenos una vez al mes, una imagen no retocada de chicas adolescentes. Según su comunicado dice no utilizar el photoshop en demasía y presentar a las adolescentes de dicisiete años tal y como son, ya que trabajan con mujeres reales de todas las etnias y tallas. Francamente cuando miro la fotografía me dan ganas de reir, de reir o de llorar. No es simplemente que la iconografía presenta una mujer adolescente imposible y a la que no se podrá emular aunque una lo pretenda -con la consiguiente bajada de autoestima- sino que los temas que trata la revista son dignos de comentar. Cómo ser caliente y atractiva sexualmente en biquini, justin bieber, cómo adelgazar, moda y promociones varias que siguen la índole de cualquiera de estas revistas. Aquí tampoco nos salvamos.

Y los temas...sexo, chicos, moda, Victoria Justice, las niñas más bonitas de Hollywood, belleza... Vaya, enseñándoles quiénes deben ser y cómo deben ser y cuáles son los temas que les deben interesar...siempre con una chica en portada de sonrisa inocente y cándida y rostro amable que, como si fuera totalmente normal y no le prestara atención alguna, muestra su cuerpo como quien no quiere la cosa.
Es evidente que la indústria de la "belleza" necesita de consumidoras que quieran cambiar, modificar y "arreglar" su cuerpo, y por ello requieren de mujeres que no están a gusto con el mismo y pretendan cambiar, modificar y "arreglar" la anormalidad de su físico. Tan poderosa es la influencia que no son capaces de ver que alrededor suyo, la realidad de las mujeres de su entorno no se corresponde tampoco a la realidad de las revistas. Pero ya tienen la autoestima tan por los suelos que lo que en ellas sí ven no lo ven en las demás.
Lo peor es que crean a unas enfermas crónicas. En la adolescencia sólo están iniciándose, no es algo que se espere que superen. Quieren que la herida se haga más profunda y que el estilo de vida de nuestras mujeres verse y de vueltas alrededor de temas estéticos vanales y sin solución alguna ya que nunca podremos llegar a la "perfección" de las mujeres de portada, más que nada, porqué estas mujeres de portada son una ficción, aunque ellas no sepan verlo. Así, años después, la misma que comenzó comprándose ragazza se comprará marie claire, que habla sobre los romances de verano, sacarte partido en biquini, lady gaga, moda, sexo y dietas. Francamente maravilloso.  


Anuncio antiarrugas

Cosmopolitan, Cleo o Elle no son mucho mejores. La mujer de las revistas de mujeres es una mujer joven, infantil, sexy, provocadora, innocente, cándida, divertida, delgada, de pelo largo y aventurera o atrevida, tal y como les gustan al estereotipo de macho. Sexual siempre hasta un punto, un punto en el que el límite no lo trazan ellas sino ellos. La sexualidad femenina es aquella permitida por el estereotipo masculino. Los roles no se rompen y aunque pueda tomar la iniciativa es, en realidad, pasiva. Y así, en todo. En la publicidad la mujer que se presenta es esta misma. En el cine las actrices tienen papeles sólo cuando son jóvenes, y cuando maduran, en lugar de ser igual que los varones que adquieren papeles más protagonistas y más complejos, pierden cota de pantalla, y acaban relegadas a ser las "madres de" o las brujas malas. Su aprendizaje, a diferencia de ellos, fue su máxima plenitud, y cuando ya serían unas actrices que se comerían la pantalla deben ceder el paso a las más jóvenes y aceptar que aunque no sean viejas no hay lugar para ellas en el mundo de la ficción, en el que sólo las jóvenes que cumplen ciertos cánones de belleza pueden triunfar. Las mujeres llevan peor esto de envejecer, y se critica que no lo sepan hacer, que se operen, que se alisen la piel, que quieran conservar altos sus pechos y firme su culo. Pero para ellas envejecer no supone lo mismo que para ellos. Ellos podrán protagonizar películas y podrán tener una pareja femenina mucho más jóven que ellos mismos a la par que se asociará a la vejez o madurez masculina la sabiduría. Ellas se ven caminando ya hacia el repudio social y la exclusión total. Teniendo en cuenta que normalmente no han conseguido alcanzar cotas de poder en el ámbito laboral bien por haber sido discriminadas bien porqué ya se encargaron que consideraran que su tarea era la de la reproducción, reafirmarán que era sólo su belleza y su juventud aquello que las hacía válidas en sociedad. Y así es tristemente como se untarán con antiarrugas, con las carísimas cremas que les venderán como último recurso y al que se aferrarán como a un clavo ardiente, esperando que aquél supuesto último aliento de vida social que les queda, de supuesta belleza, aguante aún, un poco más. Antiarrugas que, evidentemente, anunciará una mujer de trenta años que no lo necesita ni requiere.

La presión social a las que se nos somete a las mujeres es muy alta, es cierto. Des de niñas aprendemos que en lugar de ser el sujeto que se mira en el espejo debemos ser el reflejo del maniquí que hay en el otro lado. Pero esta cadena es una cadena y un montaje social que podríamos vencer y romper. Si la sociedad realmente nos perteneciera seríamos capaces de valorarnos como personas y tener un sitio en ella durante toda la vida. Conformamos la mitad del conjunto de la humanidad y aceptamos (y expandimos y nos créemos) estúpidamente estas reglas absurdas que nos perjudican. Aceptamos que nos digan quiénes tenemos que ser, cómo tenemos que ser y qué debemos hacer. Es un montaje y una ilusión. Es una mentira que nos créemos. Son las sombras en la caverna que pensamos y entendemos como realidad. Es el show de Truman. A ver cuándo se nos acabará la paciencia, cuándo sonarán nuestras alarmas y cogeremos ese bote para adentrarnos al mar y descubrir que aquél cielo azul era de cartrón/piedra. Cuándo seremos suficientemente capaces para saber que el mundo no es como es porqué sea así sino porqué nadie lo cambia. Cuándo, en fin, nos miraremos y sabremos que somos los sujetos, aquellos sujetos que íntegros se reflejarán en el espejo y sonreirán.

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