Wu Zetian

Wu Zetian
Emperatriz china; empezó de concubina y acabó de emperatriz. Casi como nuestra Leticia.

jueves, 7 de junio de 2012

Cosas de hombres y el sexo del cerebro

Hay dos temas de los que me gustaría hablar hoy. Uno hace referencia a la actualidad y el otro es un debate un tanto espinoso que lleva produciéndose de hace tiempo.

La presidenta argentina se ha dado cuenta, mientras hablaba en la presentación de la nueva directiva de la nacionalizada repsol, de que entre todas las personas que la conformaban no había una sola mujer. Es curioso que se fije en cosas como éstas ya que sorprende a pocas personas la ausencia de mujeres en directivas y demás -como dije en la entrada anterior, todo el mundo se exclama si no hay varones, pero si ellas no están...ni siquiera importa, ni siquiera es notorio- y luego, supongo que sintiéndose un poco mal, ha intentado justificarlo, argumentando que las duras condiciones de trabajo en este sector hacen que la práctica totalidad de las personas que ahí trabajan sean varones. De hecho ha dicho que por ser un trabajo duro físicamente es un trabajo de hombres. La verdad es que me parece nefasta esta explicación. Sería correcto decir que el hecho de que sea un trabajo duro provoca que personas fuertes sean las que tengan que trabajar ahí, pero en su enunciado asocia clara y directamente a los hombres a la fuerza física. Es cierto que la anatomía masculina permite un rendimiento muscular diferente a la anatomía femenina y que generalmente son ellos quienes trabajan en este tipo de faenas, pero es falso que los varones -todos los varones- sean más aptos para trabajar en dichas actividades que las mujeres -todas las mujeres- Es decir, no es algo de Hombres, es algo relacionado con la fuerza física. Si en un discurso asocias aquello que requiere de fuerza física a los varones en lugar de a la fuerza física estás creando un estereotipo social, en el sentido que luego, aunque una mujer pudiera trabajar en estos terrenos podrá entender que en realidad no es un trabajo para ella, o podrá parecer que un hombre que no puede trabajar en este tipo de trabajos no es en verdad un hombre. No niego que la mayoría de estos puestos están ocupados por varones, niego que los ocupan por ser hombres: trabajan en estas faenas por su fuerza física. Es como un día en el que escuché dos madres hablar entre ellas, teniendo delante suyo a dos niñas y a un niño. Una de ellas le dijo a la otra: claro, a los niños porqué es muy fácil lavarles el pelo, pero ellas...no se les seca nunca! es un enunciado completamente erróneo. A ellos no es más fácil lavarles el pelo, en todo caso es más fácil lavar el pelo corto. Así, la madre, asoció e hizo sinónimo sin siquiera saberlo de niño=pelo corto, niña=pelo largo. Habrá quien diga que esto carece de importancia. Pero estoy cansada de justificar la importancia capital del lenguaje, de cómo nos conforma el mundo y nuestra manera de pensar, de ser y de ver. Si alguien piensa que la justificación de la presidenta es correcta tengo un argumento inapelable e indiscutible que le convencerá de la estupidez del mismo: la directiva de Repsol ejercerá su trabajo en oficinas. ¿Por qué no hay mujeres? Quien sabe. Quizás tendrá algo que ver con la patriarcalidad y el machismo de la casi totalidad de las sociedades. O quizás no, y nosotras no valemos para dirigir una empresa.

El segundo tema que me gustaría tratar es un tema que me parece muy interesante y del que las feministas de la igualdad han tenido que discutir muchísimo, con feministas de útero y fregona y con no feministas. Es el sexo de los cerebros. Hay científicos y científicas que defienden ambas concepciones. El discurso tradicional es aquél que entiende que varones y mujeres tienen cerebros distintos que les condicionan a la hora de ser óptimoas en una u otras cosas, activando distintas áreas y, por ello, condicionando la vida de las mujeres y de los varones. Ellas son mejores en el lenguaje y la comunicación, ellos en la ciencia y la filosofía. Ellas son más emocionales cerebralmente, empáticas, ellos más racionales, llegando al autismo si se lleva hasta el final esta característica. Vaya, que los cerebros son diferentes según si la persona que lo posee tiene coño o polla.
Los discursos más modernos de, normalmente, científicas cabreadas con los prejuicios y hartas de ser señaladas y de, si se aplica la teoría anterior, devenir híbridos, cuerpos de mujer con cerebros masculinos, proponen otras hipótesis, como por ejemplo que los condicionantes sociales hacen que una o uno responda de una u otra manera según se espera de él o ella: una de estas mujeres con cerebro de hombre hizo un experimento en el que separó en dos un grupo de mujeres y les realizó unas pruebas. Al primer grupo, antes de que empezaran a contestar, les dijo que los varones eran más buenos en dichos ejercicios. Al segundo expresó la tesis contraria. Los resultados fueron radicalmente distintos, consiguiendo unas puntuaciones claramente más elevadas las del segundo grupo, que creían que las mujeres eran más buenas. La hipótesis de la científica al acabar es que si en un sólo ejercicio condicionado el resultado es tan divergente...¿qué puede suponer para un individuo toda una vida pensando que ellas, por ser mujeres, o ellos, por ser varones, son y no son buenoas en unas y otras cosas? Todo el mundo acepta que existe el efecto placebo, y que una pastilla que no contiene más que azúcar puede hacer desaparecer el dolor de cabeza de una persona, pero en cambio, la monótona repetición incesante de unos tópicos sostenidos por una realidad que crearon los mismos tópicos y que recrean una y otra vez afecte las predisposiciones y facultades de las personas es un absurdo intento de eludir la realidad, que es una, y es que mujeres y varones tenemos cerebros distintos programados distintamente y, por ello, que nuestras diferencias no sólo son físicas sino cerebrales. Ello contribuiría a la creencia de que una educación separada entre niños y niñas sacaría lo mejor de cada sexo, porqué no existen las personas. Existen los varones y existen las mujeres. A la par justificaría que ellas, capacitadas para unas ciertas cosas, no estén en ámbitos económicos o políticos o científicos y que ellos no puedan ejercer en la medicina, la enseñanza o el periodismo. De hecho justificaría dos mundos completamente distintos que, en realidad, sólo deben entenderse para la procreación, ya que esto de compartir intereses, inquietudes y proyectos vitales es algo contra natura: nuestros cerebros, tan diferentes des de que nacemos a causa de nuestro sexo, no nos lo permiten. 

En fin, que para variar debo ser yo un híbrido, o las personas que me rodean son híbridos, ya que he compartido pensamientos, reflexiones, curiosidades, especulaciones o razonamientos con varones, estos varones que tan distinto tienen su cerebro al mío. Algo falla.

5 comentarios:

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  2. Interesante, aunque yo si creo en los estudios y articulos que hablan de las diferencias biológicas entre sexos.
    La programación es influyente, pero negar las aparentemente demostradas diferencias, me parece no querer aceptar la realidad. Aunque todo podría ser un complot cientifico medico judeo masónico :P, yo si creo que somo más diferentes de lo que nos hace el coño, la polla y las hormonas. Aún así bien compatibles y afines para poder compartir todo eso que mencionas.

    Con tu permiso, un link a un blog donde hablán de ello y referencian a una autora que publico parte de eso en New Scientist

    http://www.blogseitb.com/cienciayhumanismo/tag/cerebro-masculino/

    O quizá no, quizá yo tb soy hibrido ;)

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  3. Si a un perro le enseñas a recoger un palo y al otro le enseñas, des de que es pequeño, a aullar cuando entran extraños o extrañas en casa, es evidente que nadie podrá negar las diferencias entre uno y otro perro y es probable que sus cerebros reaccionen ante estímulos distintos y de distinta manera por su educación. Negarlo sería absurdo pero decir que es natural...más. Cualquier ser humano, al nacer, se le atribuye un nombre -ya sexuado- y se espera algo de él. Algo que será muy diferente según el sexo que ostente. Se han realizado muchísimos estudios de bebés: des de poner cámaras en las cunas para ver qué atributos se asignan a un bebé según es niño o niña, hasta comprobar cómo cogen y manipulan al bebé según su sexo, hasta el color que le asignan a su ropa -y todo lo que esto supone- los juguetes que le compran, la manera en que le tratan, cómo le visten, qué consideran que está bien o no...estos seres llegan a adultos con diferencias apreciables, es evidente. Negarlas, como dices tú, sería no querer aceptar la realidad. Lo único que yo digo y que defiendo es que no son naturales. Y nadie puede decirme lo contrario, porqué no hay ejemplo alguno de ser humano no sociabilizado. No se puede evidenciar científicamente la real importancia de dichas diferencias cerebrales, en el caso en que existan; sólo se puede constatar que uno trae el palo y el otro ladra cuando entran extraños y extrañas en casa. Me aferro a lo que Mill dice: si hay tendencias diferenciadoras naturales entre varones y mujeres no hace falta que las educquemos, ya se expresarán por si solas. Eliminemos esta bipolarización del mundo, que noe xistan nombres femeninos o masculinos, juguetes de n´ñas y de niños, vestimentas de críos diferenciadas, estereotipos sociales que marcan el destino y el camino...si se apela a la natural diferencia...dejemos a la naturaleza seguri su curso y ya, por si misma y por si sola, hará de varones y mujeres seres distintos. Cuando esto ocurra me creeré que son naturales, las diferencias. Hasta entonces no puedo dejar de sospechar que los anuncios, la prensa, las esperanzas, la justicia social, los estereotipos, las madres y los padres, los nombres, el lenguaje, la calle, la sociedad, la educación institucionalizada y demás condicionan enormemente al individio, construyéndolo como sexo, como hombre o como mujer. Te dejo asimismo un artículo del periódico de una científica que sacó un libro. su lectura es altamente recomendable. Lo cierto es que tengo otro artículo en inglés de otras dos autoras, pero no lo encuentro. Cuando lo haga lo adjuntaré. Gracias por comentar Angelin. que vaya bien!!

    http://www.elperiodico.com/es/noticias/sociedad/adios-cerebro-femenino-1147557

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  4. Si, articulos salen a diario. Y los estudios cambian casi a diario también.
    El entorno, la educación y cultura nos condicionan eso está clarisimo. Es algo que no cuestiono. De hecho según otros neurocientificos, toda experiencia que vivimos modifica nuestro cerebro. Pero decir que no hay más diferencias diferencias me parece tan atrevido como decir que las hay. Y además me parece en el fondo mezclar debates.
    Me quedo con esta frase:
    «Es posible que exista un límite natural a la igualdad de género, pero actualmente no hay evidencia científica de ello»
    Yo creo que en lo más básico y primario si que hay esas diferencias, aunque depués puedan ser ocultas o tapadas por nuestro crecimiento y como dices, una buena programación.

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  5. Tienes razón...no se puede probar que Dios existe, ni se puede probar que no existe. En si mismo es un misterio. Sin embargo, como no lo sabemos, lo mejor es educar en igualdad, con valores universales y no sexualizados. Que no se nos encamine hacia un lugar justificándolo a través de un: ah! Si no lo hiciera yo la misma naturaleza te llevaría ahí. Porqué lo que digo yo es: si la misma naturaleza me va a llevar allí no hace falta que se me empuje hacia allá.
    Personalmente pienso que es mejor considerar las desigualdades como algo cultural, porqué así podemos ser agentes de cambio y luchar para la igualdad. Si, en cambio, nos pensamos diferentes por cuna, por nacimiento, seremos víctimas pasivas que no podrán hacer más que lamentarse. Des de mi punto de vista, como no sabemos si existen estas diferencias mejor no defenderlas. Y si crees en diferencias en lo básico y primario que pueden desvanecerse u ocultarse a través de la educación y una buena programación en realidad, pues, no son relevantes: es importante esta educación. En fin, que los recortes en este ámbito que está llevando a cabo este gobierno de Rajoy atentan contra cualquier dignidad y real posibilidad de desarrollo. La educación no debería tocarse.

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