Wu Zetian

Wu Zetian
Emperatriz china; empezó de concubina y acabó de emperatriz. Casi como nuestra Leticia.

lunes, 26 de marzo de 2012

Manifiesto puta

Hoy les dejo una amena y especial recomendación de lectura que se puede llevar a cabo antes de acostarse o en el metro. Es divertida y ágil a la vez que crítica. Es personal, subjetiva y, si estás en el momento y con el ánimo adecuado para empezarla, muy instructiva. Se llama "Manifiesto Puta" y es de Beatriz Espejo. Con este título sacarlo en lugares públicos es profundamente divertido. Aunque nos han educado bien y la gente no suele comentar nada al respecto. Pero igual a veces te distrae y entretiene un viaje de avión porqué incentiva la conversación con un personaje trajeado aburrido ya de volar. Personalmente no tengo problemas en mostrar (más que mostrar...no ocultar) libros o títulos que evidencian el contenido sexual del mismo. De hecho, cuando me estaba leyendo el Marqués de Sade (120 días en Sodoma) hubo quien me sugirió cubrir la portada para que no se supiera a quién y qué estaba leyendo. En la portada aparecía un cuadro de unas mujeres desnudas que por su actitud debían representar a putas. Yo contesté que en todo caso cubriría la portada de mi libro si estuviera leyéndome Crepúsculo, pero que siendo Sade, un clásico, pues no me molestaba que se supiera y que, además, poco me importaba lo que la otra gente pensara de mí. Ella contestó que no era por la otra gente, que era por mí misma...y la conversación languideció y la sugerencia se olvidó por absurda. Pero con Manifiesto Puta nadie me sugirió cubrirlo y tranquila y plácidamente disfruté de las palabras y las ideas de la autora.
Hay muchas ideas detrás del manifiesto pero la que más interesante me resulta y con la que empieza el libro es la siguiente. Según Espejo todas y todos deberíamos declararnos putos y putas. Porqué el Estado reproduce los patronos interesados patriarcales y machistas a través del control de la sexualidad y los cuerpos de las personas educándonos al monaguismo y a la heterosexualidad, a la represión y a la mentira y por ello a la infelicidad. Que las personas deberíamos ser capaces de ser dueñas de nuestros propios cuerpos y de cumplir nuestros propios deseos y pasiones sin aceptar esta imposición implícita en todos los mercados mediáticos y educativos de familia tradicional. Los críos no pueden entender otra manera de vivir la vida que no sea esperando encontrar una media naranja, una sola persona, a la que poseerán, a la que controlarán, que querrán que sea para ella y nada más. A la posesión de almas, como el diablo. Eso es irreal, es imposible. Y suele ser fruto o suele provocar una baja autoestima. No se quiere que la otra persona pueda encontrar y conocer y estar abierta a otras personas para que no nos deje a nosotros y a nosotras, sin entender que si pensáramos que el hecho de que se vea con otras personas o que las conozca no es motivo de cese de relación todo estaría bien. A la vez que nosotros y nosotras nos impedimos conocer tranquilamente a alguien interesante sólo para que el o la otra no lo haga y no nos deje. Y encima, todo esto es una mera estructura mental que no se corresponde con la realidad y los cuernos están a la orden del día. Y hay dolor, falta de confianza, miedo...siempre he creído que es necesario diferenciar entre la palabra fidelidad y la palabra incondicionalidad. La palabra fidelidad es excluyente y requiere exclusividad. Ser fiel significa una serie de cosas que, si se transgreden, pueden dañar seriamente la confianza: la fidelidad se puede perder. Se puede dejar de ser fiel. Provoca inseguridades y miedo. Es una especie de teatro y representación cuyo fin se encuentra en manos de las Moiras griegas: no lo controlamos, no sabemos, no conocemos. La incondicionalidad, en cambio, es inmutable. La incondicionalidad es la confianza pura. Es saber que aunque esté en otras camas la persona te quiere a tí. Es saber que aunque marche lejos ,si la llamas, la persona vendrá. Es que la otra persona bese los labios que quiera pero coja tu mano fuerte. Que los besos pueden ser infinitos pero de manos sólo se tienen dos. Es ser especial y no única. Es ser libre y poder escoger. Yo puedo ser incondicional. Y quiero a gente incondicional a mi lado.

Beatriz Espejo dice que la sociedad considera putas a todas aquellas personas que lejos de encuadrarse en los preceptos sexuales estipulados gozan de si mismas y de su cuerpo como les da la gana. Si quieren cuatro, seis, ocho o ninguno. La gente que es señalada, que es criticada o estigmatizada. La gente libre que es, en realidad, envidiada. Dice que se nos llama putas despectivamente por ser libres (y es cierto que si yo hubiera tenido que nacer en muchas épocas históricas como mujer...vamos, de calle escojo puta) Y dice que por ello, y porqué tanto incomoda al mundo machista, falocéntrico, bipolar y esclavizador que es nuestra sociedad, aquellas personas que se consideren libres, libres de estigmas y de miedos, libres en si y por si como individuos, deben declararse putas.

Y así y con esta recomendación literaria, estimadas putas, me despido.

1 comentario:

  1. sugiero que se acuñe al fenomeno prostitucionismo o meretricismo a la practica sexual consentida libremente pactada y promiscua,y a la puta sin alarde de eufemismo,tambien podria si tuviera problemas de presentarse asi en sociedad reivindicar su labor de asistenta sexual,o terapeuta multiorgasmica.y el verdadero meretricismo no es un trabajo sino una relacion interpersonal,de poder sexo contra pastel economico,excepto la trata y demas.

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