Wu Zetian

Wu Zetian
Emperatriz china; empezó de concubina y acabó de emperatriz. Casi como nuestra Leticia.

martes, 17 de abril de 2012

El obispo que sabía el qué, el para qué y el cómo.

A punto estuve ayer de transgredir por primera vez la tónica de mi blog, en la que sólo una entrada por día los días que entro algo es lo usual. Pero al leer la notícia no pude contenerme. Estuve a punto de bailar de alegría. Finalmente supe gestionar mis impulsos aunque sea una mujer y primen en mí las emociones y dejé para hoy la entrada.
La polémica que ocasionó la retransmisión en directo de la misa del viernes santo por las declaraciones homofóbicas del obispo (debería crear polémica la propia retransmisión en una televisión pública de una ceremonia católica, pero en fin, supongo que los seres humanos somos animales de costumbres) ha sido denunciada por la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales. En el sermón, el obispo asociaba dicha opción sexual a la prostitución, la corrupción y el abuso entre otras cosas (casualmente los mismos pecados que yo asocio al prelado). Pero como siempre, como cuando Gallardón justificó su violencia estructural contra las mujeres, la explicación posterior es aún mejor y tiene muchísima más chicha, llegando al punto de ser súmamente divertida.

El obispo dice no querer ofender a nadie pero tampoco renunciar a soltar las verdades, que por algo es católico. En el intento de parecer un Galileo Galilei delante de la Santa Iglesia Madre pero con más cojones que éste al no renunciar a decir las verdades ha optado por especificar a quién se refería, que ahora resulta que no eran las personas homosexuales sino aquellas ideologías que pretenden deconstruir el género y difuminar las barreras entre varones y mujeres considerando que es la cultura quien nos separa y no la naturaleza. Según el obispo, dichas ideologías desconocen la naturaleza humana y orientan negativamente a las personas en la sexualidad, sin saber el verdadero sentido y significado de la misma y creando así confusión en el corazón humano. Me encanta, en serio, me encanta. Si yo no supiera cómo cocinarme un entrecot de ternera pediría mi opinión a la persona que ha decidido ser vegana y no a la que es cocinera profesional. Indudablemente conseguiría una receta fantástica.Yo estoy segura que él, que cree que los seres humanos provenimos de Adán y Eva y por ello del incesto total y absoluto, que piensa que su salvador vino al mundo gracias a que una paloma se apareció a una virgen inocente y fecunda y que forma parte de una rama religiosa que niega la sexualidad a aquellas personas que pretendan entrar a formar parte de ella (evidentemente de iure) sabe, efectivamente y muy claramente, qué es y para qué es y cómo debe ser la sexualidad humana. Los casos de pederastia dentro de su grupo profesional son una simple anécdota, que todo el mundo sabe que hoy en día niños y niñas van provocando.

No quiero caer en una falacia a la que se recurre habitualmente en muchos ámbitos, pero es cierto que me alegro de que mi forma de ver y entender el mundo moleste a esta gente de la rancia Iglesia católica. Lo primero que pensé cuando leí la noticia fue que me encontraba en el buen camino, que si pensaba lo contrario que esta institución retrógrada, facha, dogmática, doctrimal, rancia, carca, reaccionaria y totalmente caduca es que pensaba bien. Pero es verdad que los preceptos propiamente cristianos, de Cristo, sobre amar el/la prójima, el/la débil, etc. me parecen humanamente buenos, o que hay algunas instituciones que han hecho un buen trabajo para con cierta gente desvalida a lo largo de la historia. Así, e intentando, igual que nuestro obispo, no mentir y decir las verdades, no pretenderé que todo lo católico es reprobable, aunque poco le falta.

Más allá de las declaraciones del obispo, lo que nos debemos plantear seriamente es la retransmisión de misas católicas por televisión pública. Chomsky tiene razón cuando dice que estar de acuerdo con la libertad de expresión es estar de acuerdo con que la gente exprese puntos de vista distintos al tuyo o con los que tú no converges y en eso le doy toda la razón. Si en sus misas y en sus iglesias sarmonean el personal que desea ser sarmoneado y adoctrinado con dichos preceptos, adelante. Yo no puedo ni debo impedirlo. Pero lo que sí puedo y quiero reclamar es que nuestro gobierno supuestamente aconfesional no permita que se transmita y se difunda el mensaje de personas misóginas, homófobas e intolerantes con todo aquello y todos y todas aquellas que no pensamos como ellos nos dicen que debemos pensar, ya que el Estado supuestamente me debe respetar, como mujer, como atea y como ser libre sexualmente e identitariamente.


A veces, mi propia ingenuidad también me hace gracia a mí. ¿Le pido respeto al gobierno?

http://www.elmundo.es/elmundo/2012/04/16/madrid/1334586744.html

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